A pesar de que el IPC se ubicaría por debajo del valor clave del 4%, que el Gobierno espera con ansias, estimaciones privadas dan cuenta de una fuerte presión sobre los precios regulados. ¿Qué puede pasar en octubre?
La inflación volvería a desacelerarse en septiembre, según las estimaciones de las consultoras privadas, luego de escalar levemente en agosto y mantenerse por encima del 4%, algo que sucede desde mayo. A pesar de que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) perforaría ese guarismo clave -que el Gobierno espera con ansias-, continúa la presión de los precios regulados sobre el dato promedio. Hacia adelante, la variación podría aflojar gracias a la baja de los costos de dos servicios claves.
El mercado aguarda que en septiembre la inflación se ubique en el 3,5%, según el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) publicado a principios de este mes. Este viernes, el Banco Central (BCRA) dará a conocer los nuevos pronósticos de los gurús de la city.
Las consultoras privadas ya dieron su veredicto: esperan que la inflación de septiembre sea la más baja en lo que va del Gobierno de Javier Milei, inferior al 4%. La mayoría prevé que la variación de precios perfore el 4%, aunque el grueso la posiciona en 3,8%, 0,4 puntos porcentuales (p.p.) debajo del IPC de agosto (+4,2%).
¿En cuánto estiman el IPC de septiembre las consultoras privadas?
Analytica proyectó que el IPC de septiembre se ubique en 3,8%. «Nuestra medición en alimentos y bebidas indicó que los precios de ese rubro crecieron a la misma tasa que en agosto», señaló el economista y director de la consultora, Claudio Caprarulo.
Por su parte, desde C&T, para su medición del Gran Buenos Aires (GBA), estimaron que los precios minoristas presentaron un alza de 3,5% en septiembre, con una núcleo en el 3,8%, por debajo del 4,8% de agosto y el 4,3% del relevamiento del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
Los sectores que más traccionaron la inflación de septiembre, según C&T, fueron Transporte y Comunicaciones por el efecto residual del aumento de los boletos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), a mediados de agosto en el caso del colectivo, y en septiembre para los trenes. También se destacó el aumento de la salud, por encima del promedio, por los ajustes de medicamentos y prepagas. Alimentos y bebidas, por su parte, treparon 3,2% mensual, algo más que en agosto.
«En la segunda semana del mes hubo una moderación importante del ritmo de aumento de los precios, ligada especialmente al componente de bienes, lo que sugiere un impacto favorable de la reducción del impuesto PAIS», resaltaron desde la consultora liderada por María Castiglioni y Camilo Tiscornia.
Por su parte, la consultora que suele acercarse más al dato final, Eco Go, proyectó que la inflación se ubicaría en el 3,5%, con un fuerte alza de los regulados (+4,2%), mientras que los estacionales avanzaron 1,2% y la core, que descuenta las dos variables anteriores, se incrementó 3,7%, un 0,1 p.p. por debajo de la previa.
Coincidió esta consultora en que la suba de los regulados se debió al avance del precio de combustibles, transportes y prepagas.
En tanto, Labour, Capital & Growth (LCG), informó que la variación semanal de alimentos se mantuvo en línea con lo ocurrido la semana previa y la suba promedio mensual se ubicó en 2,4% y en la medición punta a punta en 1,9% de las últimas 4 semanas.
Inflación de octubre: podría desacelerarse más por la baja de dos precios claves
Hacia adelante, las presiones sobre la inflación cederían gracias a la baja de la tarifa del gas por la temporada estival y de los combustibles por la baja del precio internacional del petróleo.
El Gobierno nacional oficializó a partir de octubre una rebaja del 10% en el precio del gas, pero al mismo tiempo habilitó una suba de casi 3% en el costo de transporte y distribución, por lo que se esperan bajas de 20% promedio en las facturas.
En tanto, YPF informó que a partir de este martes el precio de las naftas bajará un 4% y el gasoil un 5% promedio en todo el país, aunque solo se reflejará apenas el 1% en naftas y el 2% en gasoil, producto de la devaluación mensual del peso del 2% («crawling peg») y la suba de impuestos a los combustibles del 1%.
El Ejecutivo apunta a que la baja de la inflación hacia adelante ayude a bajar a su vez la pobreza, que en el primer semestre de su gestión alcanzó a más de la mitad de la población (52,9%), mientras que la indigencia afectó al 18,1% de los argentinos.