Daniel Cabrera, comerciante de una pescadería ubicada en la calle 25 de Mayo casi Urdinarrain, expresó en una entrevista con los periodistas de Diario El Sol-Tele5 que trabajar con pescados de río «es difícil para nosotros porque trabajas con algo que no está bien armado».
«Nunca se logró armar algo bien como para que haya acopios para que haya distribución, que haya lugares con amparos, con facturas, con todo como tiene que ser. También están las vedas que imponen los gobiernos por las especies que están en extinción. Así que es medio complicado», justificó el comerciante.
«En Concordia, el pescado de río, es decir, el que es de la zona, solamente lo vende el pescador que anda en bicicleta vendiendo porque no se le puede comprar porque no tiene un amparo sanitario (certificado). Después vienen los inspectores y nos controlan si está todo en regla, por eso uno muchas veces tiene poco pescado de río», dijo Cabrera.
«Lo otro de los que nosotros traemos es el pescado de mar. Eso viene todo totalmente bien, con todo sus papeles, con todas sus cosas y si alguien lo pide uno está en condiciones de mostrarlo porque está todo en regla», aclaró sobre la diferencia entre este tipo de pescado y el de río.
DEPREDACIÓN Y FALTA DE CONTROL
«Existe la depredación tanto de surubí como de boga y dorado. Acá se hace la pesca en forma ilegal y después se ve el aviso de gente por internet que tiene en la casa para vender», advirtió Cabrera.
«Va a empezar a pasar ahora, dentro de poquito, cuando empiece la Cuaresma y cuando empiece la Semana Santa, va a haber más gente que tiene llena la casa de boga para vender y eso pasa porque no hay control de parte de las autoridades», espetó el trabajador.
«Indudablemente hay pocos inspectores para controlar todo y en muchos casos no hay controles. Las redes sociales han potenciado la depredación. Así que si venden otras cosas en el mercado ilegal, ¿qué no van a vender un pescado por las redes sociales?», concluyó Daniel Cabrera.