La pelea del ex campeón y el youtuber se verá este domingo en la Argentina por ESPN a las 21; un fenómeno de un pasado reciente contra un practicante de este deporte que se hizo millonario sobre la base de su astucia en otros oficios
El ex quíntuple campeón mundial estadounidense Floyd Mayweather, de 44 años, retirado del boxeo al consolidar la mejor serie invicta de la historia con 50 victorias consecutivas en 2019, se mostró cauto y maduro ante la opinión pública que en modo irónico se interesó por conocer algunos detalles de su exhibición de 8 rounds, por llevarse a cabo este domingo en Miami, contra su compatriota Logan Paul, de 26 años, un exitoso youtuber con 19.600.000 seguidores en su cuenta oficial de Instagram y con más de 6.000.000 de lectores de sus mensajes de Twitter. El centro informativo Wikipedia, lo define como “una celebridad de internet”. En ésta ocasión deberá adosársele un dato pugilístico, bastante extraño, para relacionarlo con Mayweather: perdió por puntos el único pleito efectuado en el boxeo profesional ante un colega cibernético: “K.S.1”.
¿Qué es una exhibición? Es un ensayo aproximado a un combate oficial. Sin la potencia y la intensidad de una pelea válida. Con guantes más grandes, de 14 onzas preferentemente –aunque esta vez usarán de 10– y con cabezales de protección. Algo que en esta ocasión se dejará de lado corroborando que las reglas de éste deporte fenecieron hace tiempo. En cualquier punto del universo.
Entiende el público consumidor de boxeo en 2021 ¿cuál es la diferencia entre un combate y una exhibición? Mayormente, no. ¿Saben analizar los comunicadores de éste tiempo el desarrollo de una exhibición? Mayormente no. ¿Anuncia como ‘match académico’ tal confrontación la industria de comercialización de éstos espectáculos pugilísticos? Mayormente, no.
Mayweather fue honesto con el aficionado que deberá pagar 49,99 dólares por el sistema de PPV (cable pago en los hogares) en Estados Unidos y que lo verá en la Argentina por ESPN a partir de las 21. El doble vencedor del santafecino Marcos Maidana dijo: “Piensen antes de comprar el PPV para no criticar después. Esto es un show, que no va a terminar en el primer round y buscará entretener a los espectadores. Si piden otra cosa, los equivocados son ustedes”.
Paul malgastó cientos de palabras para armar una fábula boxística. Hasta cerró su preparación en el célebre gimnasio de la calle 5 de Miami donde Cassius Clay gestó la primera parte de su carrera. Caracterizado por sus viejas investigaciones en las redes sociales sobre el “Bosque de los suicidios en Japón” y el acercamiento con los muertos no tuvo gran lucidez como declarante al evocar Josie Harris, madre de tres de los cuatro hijos de Mayweather, que se quitó la vida en 2020. Y esto en el cuadrilátero no le saldrá gratis.
Esta puesta en escena opondrá a un atleta como Mayweather que empieza a envejecer. Su rostro y su cuerpo distan -ya- de aquel electrizante artista del ring que cautivó admiración y resistencia hace una década. Dará todas las ventajas físicas posibles: una veintena de kilos y 15 centímetros de altura. La fotografía de este desafío encuadrará en un dibujo casi ridículo y no amerita análisis técnico. Implica, el trazo de un paralelo entre un fenómeno de un pasado reciente y un practicante de éste deporte que se hizo millonario en base a su astucia en otros oficios.
Cada vez que comentamos este tipo de atracciones, que intercalan el deporte con la aventura, evocamos la vieja frase del estadounidense P.T. Barnum, creador de los circos más extravagantes y bizarros del Siglo XVIII: “Jamás nadie perdió un dólar por subestimar el gusto del público estadounidense a la hora de presenciar cualquier cosa”. Y tal sentencia no pierde su vigencia.