El autor del Tercer Premio del XI Salón Nacional del Bicentenario dedicado a la Pintura, el artista Roberto Cortés, falleció recientemente y uno de sus últimos trabajos se incorpora al acervo del Museo de Artes Visuales de Concordia. Juan Manuel Locasso, integrante del equipo del MAV, realiza una semblanza de la obra que obtuvo el tercer premio adquisición del jurado.
En esta onceava edición del Salón Anual Nacional del Bicentenario contamos -como cada año- con un muestrario actual de la producción artística argentina, en este caso representando a la pintura como disciplina a través de sus diferentes propuestas estéticas, agradeciendo el generoso compromiso de los y las artistas desde distintos puntos de nuestro país.
Aprovechando esta ocasión que representa el cierre del trabajo que, invisible, está presente tanto en cada tornillo como en cada pincelada, en cada alambre reforzado detrás del bastidor como en cada cartón cuidadosamente desembalado para ser reutilizado, y que hoy nos reúne en esta inauguración para celebrar la creación, también queremos celebrar la vida de un pintor que, desde hace unos meses, se transfiguró en su obra.
Roberto Cortés, quién recibe el tercer premio de este Salón, ya no está entre nosotros físicamente, pero sí en la persistencia del diálogo que a partir de ahora entablará en nuestro Museo con cada visitante. Porque «No digas nada» -el título de esta obra- nos brinda una multitud de historias posibles a través de la imagen: no leyéndola como si se tratara de un texto con principio y fin, sino aprovechando el rebote de nuestra mirada en cada escena de esta unidad pictórica que tiene como contexto simbólico el bombardeo a la Plaza de Mayo, ocurrido el 16 de septiembre de 1955: nuestro Guernica argentino.
Esta obra, que nos involucra ya no sólo como espectadores sino como posibles partícipes de cada escena -porque los chispazos de la historia nunca se terminan de apagar- muestra a través de una paleta de colores vibrantes la increíble potencia simbólica que Cortés ha desarrollado en un encuentro poético que entrelaza tiempos y acciones de una manera lúdica, compartiendo ese juego de interpretaciones en la posibilidad de combinar y reconfigurar nuevas formas de ver, de indagar en el misterio que rodea la vida de este pequeño universo encerrado en la obra.
Porque la revancha ante el sufrimiento es la belleza, porque la desventura -y esto lo sabemos tanto cuando debemos enfrentarnos al vértigo de la tela o al papel en blanco como cuando dibujamos números para llegar a fin de mes- se transforma en la posibilidad de crear nuevos mundos que no fueron, o, mejor, empezar aquellos que serán.
Y es esa la apuesta al futuro que nos brindan las obras de arte, la de la posibilidad de multiplicar la belleza. Porque cada persona que pueda sentirse parte de un proyecto colectivo, como el que nos convoca, de estos 75 mundos posibles abiertos en cada obra del salón, podrá percibir que la muerte sólo existe en la individualidad, pero que la idea se resiste a desaparecer, porque el arte se burla del fin, porque siempre está creando nuevas preguntas.
Porque el deseo de expresarnos a través del pincel o del lápiz nunca morirá.
(El XI Salón Anual del Bicentenario – Pintura – 2021, se puede disfrutar en el Museo de Artes Visuales -Urquiza 638, PA- de lunes a viernes de 7 a 13 hs y de 14 a 20 hs, y los sábados, domingos y feriados de 14 a 20 hs., con entrada libre y gratuita, hasta el 21 de noviembre).