Tratar de ser jóvenes eternos, es un trabajo que venimos emprendiendo hace varios años, a veces con resultados que nos agradan y otras no tanto. El rechazo a envejecer se ha instalado como un canon de belleza moderno, lo vemos en cremas, lociones, tinturas para el pelo o los miles de tratamientos estéticos.
El punto reside en envejecer de manera lenta y saludable, querer nuestro cuerpo que va sufriendo cambios característicos de nuestra edad cronológica y biológica. No es una carrera contra el tiempo, no, pero la causa general del envejecimiento es la acumulación de daño celular dependiente del tiempo y eso lo podemos observar como pérdida de elasticidad cutánea, aumento del índice de calvicie y canicie, pérdida de visión cercana, cambios en la composición corporal como aumento del tejido adiposo y pérdida progresiva de la fuerza muscular y del tejido muscular. Lo que daña no es paso del tiempo, sino lo que hacemos o dejamos de hacer durante todo este laspo: exponernos a estresantes psico-sociales, hábitos dietarios inadecuados, inactividad física, obesidad, tener el hábito de fumar, tener alteración en la microbiota intestinal, deficiencia del sueño y vitamina D, exposición a tóxicos.
¿Cómo logramos enlentecer este reloj?
Si bien tenemos la edad de nuestras células, de nuestras arterias (edad cronológica y biológica) pero también de nuestros hábitos de vida (edad funcional). En esta última edad podemos trabajar desde una alimentación antiage; pero la respuesta está, no solo en lo que comemos, sino en otros pilares fundamentales que pueden ser sencillos a la hora de aplicarlos en nuestra vida diaria: mayor contacto con la naturaleza, tomar agua, mayor movimiento (entendido con la práctica de actividad física regular y si es de fuerza mejor!, sus beneficios para envejecer más lento son innumerables: Aumenta los niveles de fuerza y salud , mejora la comunicación metabólica con otros sistemas y tejidos, mejora la síntesis de proteína y preserva la calidad del tejido muscular), aumentar lazos sociales con amigos, familia y pareja (eso que nos hace bien al corazón), reírnos más, hacer eso que nos gusta como pintar, tejer; mayor descanso de buena calidad.
En cuanto a la alimentación podemos aclarar que tiene efectos antienvejecimiento el mayor consumo de alimentos naturales y menos de ultraprocesados, menor consumo de alcohol y cigarrillo, mayor consumo de frutas, verduras, frutos secos, palta y aceites de origen vegetal. Aunque hay alimentos que tienen específicamente Vitamina C, Vitamina A, Polifenoles como la curcumina, flavonoides o catequinas, todos principios activos responsables en una nutrición antiage. A éstos los encontramos en alimentos como: arándanos, frutillas, moras,, uvas, melón, kiwi, bayas de Goyi, cítricos, Brócoli, espinaca, coliflor, tomate, morrones, zanahoria, ajos; frutos secos como nueces, almendras, maní; semillas como Chía, lino, en el Cacao (de 80%), té verde, té rojo o té negro, en especias como la Cúrcuma, jengibre, levadura de cerveza, vino tinto.
En definitiva, para atrasar el reloj, hace falta hábitos sanos de alimentación y movimiento, mayor contacto con la naturaleza y cultivar lazos fuertes y sanos interpersonales. Después complementemos con todo producto estético antiage que queramos, pero primero comencemos con lo sencillo en casa, uno no quita lo otro, al contrario suman pero no hacen magia si no empezamos en casa.