Según indicó un experto en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de Harvard, las dosis de refuerzo de la vacuna contra el coronavirus se quedarán “durante los próximos años”.
Jonathan Abraham, profesor asistente de microbiología en el Instituto Blavatnik de la Facultad de Medicina de Harvard y especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Brigham and Women’s habló sobre las dosis de refuerzo de la vacuna contra el coronavirus.
Las preguntas sobre los refuerzos de la vacuna COVID-19 han dominado las discusiones científicas, los titulares de las noticias y las conversaciones casuales recientemente, pero la práctica de darle a nuestro sistema inmunológico “actualizaciones” periódicas es cualquier cosa menos nueva. En una entrevista con The Harvard Gazette, Jonathan Abraham, profesor asistente de microbiología en el Instituto Blavatnik de la Facultad de Medicina de Harvard y especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Brigham and Women’s, habló sobre la ciencia y la historia de los refuerzos de vacunas.
Días atrás, desde los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) señalaron: “Los estudios demuestran que después de vacunarse contra el coronavirus la protección contra el SARS-CoV-2 y la capacidad de prevenir la infección por nuevas variantes se reducen con el tiempo. Los datos de los ensayos clínicos revelaron que una dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech es efectiva para proteger contra el COVID-19, lo que se suma a otras evidencias que demuestran que una dosis de refuerzo puede resultar mucho más efectiva en comparación con el esquema principal de vacunación”.
Al respecto, Abraham explicó en diálogo con The Harvard Gazette: “Una inyección de refuerzo está destinada a aumentar los niveles de respuesta inmunitaria después de que estos hayan disminuido de forma natural. Un refuerzo engaña al sistema inmunológico haciéndole pensar que está viendo de nuevo un patógeno, por lo que las células productoras de anticuerpos y otras células inmunitarias se activan. La cantidad y calidad de anticuerpos que se producen puede aumentar”.
Y agregó: “A través de un proceso llamado maduración por afinidad de anticuerpos, nuestro sistema inmunológico aprende a hacer un mejor trabajo para reconocer un patógeno y producir anticuerpos que se unen más estrechamente a su objetivo. Para el virus SARS-CoV-2, por ejemplo, los anticuerpos madurados por afinidad pueden ser más eficaces para reconocer variantes con mutaciones múltiples”.
La dosis de refuerzo sirven para elevar la respuesta inmunológica en las personas con inmunodeficiencia o con cambios inmunológicos naturalmente asociados con el envejecimiento. Así como también como para disminuir el impacto de la mortalidad por coronavirus en los mayores de 50 y ante avance de la variante Delta en la transmisión comunitaria.
“Las vacunas siguen siendo extremadamente efectivas para prevenir infecciones graves y la muerte, pero no son 100% efectivas para detener la adquisición y transmisión del virus. Particularmente, en áreas con altas tasas de infección debido a la baja absorción de la vacuna, las personas vacunadas tienen más probabilidades de estar expuestas al virus y contraer una infección irruptiva. Con esto en mente, especularía que debido a las variantes altamente transmisibles, necesitaremos refuerzos periódicos durante los próximos años. Durante ese período de tiempo, el uso de una cepa de vacuna actualizada puede ser prudente porque es poco probable que volvamos a ver la cepa de vacuna original, ya que prácticamente se ha extinguido”, insistió Jonathan Abraham.