Con la circulación de la variante Ómicron, crece el número de afectados. Los convivientes no deberían compartir espacios con la persona afectada. ¿Se puede ir a trabajar?.
La pandemia ya está marcada por el predominio de la variante Ómicron del coronavirus. Es más transmisible que las anteriores y ha producido aumentos explosivos de casos de personas con COVID-19 en la mayoría de los países donde ya se produce circulación comunitaria. Por eso, no es raro que un miembro de una familia se contagie el coronavirus y que otros integrantes sospechen que tienen también la enfermedad.
El coronavirus se transmite por la cercanía con una persona ya infectada tanto en un ambiente cerrado como al aire libre. También se transmite a partir de personas contagiadas y puede quedar suspendido en el aire especialmente en lugares con mala ventilación. Las personas que lo exhalan en gotas o en aerosoles pueden estar contagiadas sin manifestar síntomas. Un hogar en el que las personas pasan muchas horas al día juntas es un lugar que favorece que el contagio del coronavirus.
Hoy se considera que hay que sospechar del COVID-19 cuando una persona tiene síntomas como fiebre (37.5°C o más), tos, dolor de garganta, dificultad para respirar, dolor de cabeza, dolor muscular, diarrea, vómitos, rinitis/congestión nasal o haya sufrido una pérdida repentina del gusto o del olfato.
Hay que tener en cuenta que una persona que haya recibido un esquema de vacunación completo contra COVID-19, y hayan pasado al menos 14 días desde la última dosis, también puede haberse contagiado el coronavirus. Todas las personas que son diagnosticadas hoy con el COVID-19 deberían entrar en contacto con un profesional de la salud para reportarlo al sistema de salud de su país.
Una persona conviviente de otra con COVID-19 podría ir a trabajar
La especialista de la comisión de Comunicación de la Sociedad Argentina de Infectología, Leda Guzzi, señaló: “En este contexto actual, hubo muchos casos de COVID-19 y se puso en peligro el funcionamiento de los servicios esenciales tanto públicos como privados. También hay que considerar que las personas ya vacunadas tienen menor carga viral si se contagian y tienen un tiempo menor de excreción del virus y que muchos lugares de trabajo siguen los protocolos de prevención. Por eso, hoy los contactos estrechos de personas con COVID-19 pueden ir a trabajar con barbijos de buena calidad y ventilación e ir a comprar alimentos, sin hacer reuniones sociales. Antes los contactos estrechos debían hacer una cuarentena, pero hoy las circunstancias son diferentes si tenemos en cuenta la tasa de vacunación y la transmisibilidad de la variante Ómicron”.
Las personas convivientes de pacientes con COVID-19 y ya vacunadas pueden ir a trabajar hoy según las recomendaciones del Ministerio de Salud de la Nación. “Las personas conviviente deben ser conscientes de que hoy no hacen el aislamiento laboral por la situación epidemiológica actual. No es una decisión que esté exenta de riesgo.
Surge de la necesidad de mantener en funcionamientos los servicios esenciales. Las personas convivientes de pacientes con COVID-19 deben estar en alerta si tienen algún síntoma. En caso de síntomas, deben aislarse porque pasan a ser casos positivos por ser nexo epidemiológico. De esta manera, evitarán el contagio a otras personas”, señaló la doctora Guzzi a Infobae.
La persona con COVID-19 debe aislarse dentro de la casa con respecto a sus convivientes
El aislamiento no es igual tanto para una persona con el COVID-19 como sus convivientes. Depende de si los demás tienen también COVID-19 o no y cuál era el estado de la vacunación previo a la infección. Si una persona es diagnosticada con COVID-19, debe aislarse dentro de su casa y del resto de sus convivientes si no tienen la enfermedad.
En la Argentina, la recomendación del Ministerio de Salud de la Nación es que si una persona tiene diagnóstico de COVID-19 y había accedido al esquema inicial de vacunación completo (con menos de cinco meses de haber completado el esquema inicial o aplicada la dosis de refuerzo), solo debe aislarse durante 7 días desde la fecha de inicio de síntomas (o desde la fecha de diagnóstico si es asintomático). Se le debe avisar a las personas con las que ha tenido contacto desde las 48 horas previas al inicio de los síntomas (o, si es asintomático, dos días antes del diagnóstico) ya que deben realizar cuarentena.
En cambio, si una persona recibe un diagnóstico de COVID-19 y no estaba vacunado o no había completado el esquema primario de vacunación, debe aislarse durante 10 días desde la fecha de inicio de síntomas (o desde la fecha de diagnóstico si es asintomática). Otra opción es aislarse durante 7 días, y realizar un test a partir del séptimo día.